viernes, julio 27, 2007

...GUADALAJARA, HUELES A TIERRA MOJADA!!
-¡Esto es lo que no me gusta de Guadalajara!-
Se refiere a la tormenta que se ha desatado cuando unos momentos atrás teníamos una tarde soleada y sin preludio de lluvia. Se que miente pues no hay nada más alentador para un lector como él que una tarde gris y lluviosa en casa en compañía de un buen libro y una cálida taza de café. Atento a su queja, le escuchó rematar:
-"¡Por eso me fui a otro lugar donde no llueva tanto!"-
Ese "otro lugar" al que se refiere es Huatabampo en el norteño y fronterizo estado de Sonora y es en verdad que no llueve pues es casi desierto y muy extremoso en su clima: demasiado calor-demasiado frió pero, más tranquilidad que el bullicio de la ciudad. Quién se queja es mi hermano, el mayor de todos los que somos. Esa tarde nos sentamos a platicar en la terraza del jardín de la casa de mamá, donde se encuentra hospedado desde el sábado pasado. Su figura delgada, demasiado en él, y el pasar de los años se le nota en el rostro. Observo con detenimiento y cada vez que lo hago pienso su parecido al abuelo Lau Cau con su piel blanca y su encorbado andar. Su hijo, Bruno va y viene desesperado pues no entiende la platica que mantenemos Fabio, mi hermano, y yo. Me ha dado un gusto enorme volverlo a ver, la ultima vez fue hace más de diez años . Si a alguien le tengo que pagar el gusto por la lectura es a él. Cuando vivía en la casa de mamá, su dormitorio era una biblioteca y para mi siempre era una fascinación entrar y tomar alguno al azar y hundirme en su lectura. Largas platicas de lo leído y recomendaciones para leer entre sorbos de café, bocanadas de humo del cigarrillo y la noche que aún era joven. Ahora que regreso la platica no se ha echo esperar aunque el café esta dosificado y el cigarro eliminado, la noche tendrá que esperar, ya la desvelada no va. Cuando se fue a Huatabampo a vivir, me regalo su biblioteca y yo entre risa e incredulidad le pregunte:
-"¿Estas seguro de lo que me estas diciendo?"- reflexiona mi pregunta para luego corregir-"Bueno, te los presto pero cuando regrese me los entregas"-. Nunca me lleve los libros, se quedaron en casa de mamá pues en mi departamento no había lugar y a mi mujer ( la "del chicote") no le gusta leer-en un principio trate de inculcarle la lectura, fracasé (allá ella, no sabe lo que se pierde). Ahora que ha vuelto piensa llevarse su incompleta y empolvada biblioteca. Para mi madre será una bendición que se los llevé, un local menos que limpiar.

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