miércoles, julio 02, 2008

"TORTA AHOGADA".
Es un platillo típico y único de esta ciudad que consiste en un "virote salado" (pan de harina de trigo parecido al bagette, pero elaborado a mano), abierto a la mitad a cuyo interior embarramos frijoles refritos en una de las mitades y abudantes carnitas de puerco en su interior. Una vez elaborada la torta, se humedece, hunde o ahoga en dos salsas: primero una de chile y después en una de tomate. Gustan?

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lunes, junio 30, 2008

El cine.
El cine siempre fue una fascinación para mi. En el pueblo, me sentaba en la acera esperando que el "cacaro" sacara la pequeña caja de cartón corrugado con los cortos que hacia a las cintas que proyectaban en el cine local. Tenia almacenadas imagenes de artistas de hollywood y locales: El Santo, no podía faltar. Pocas veces iba al cine, por mi edad ( 5 años, oiga usted). En particular recuerdo una: "Solo se vive dos veces" (Only lives twice) de la saga de James Bond, interpretada en ese entonces por Sean Conery. A esa época me traslada un olor en particular y es el de las palomitas recién echas y los "luckies" (refrescos en vaso de cartón encerado con mucho hielo, pues el calor en mi pueblo que es de costa es sofocante).
Emigramos a Guadalajara, después cuando las finanzas familiares mejoraron, cada verano nos íbamos al pueblo y como mi padre tenia algún puesto en el gobierno local teníamos acceso gratuito al cine. Casi todos los días íbamos al cine: Lunes a jueves, la cartelera cambiaba diario, viernes a domingo proyectaban las mismas dos películas. Así, los western-spaggeti se convirtieron en el cine del verano de mi infancia. La mas influyente fue "El Bueno, el Malo y el Feo" con la música de Enio Morricone. Por cierto, el cine era al aire libre solo había una cubierta en la parte superior de la sala. En una ocasión, mi hermano que le gustaban las películas del Santo, el enmascarado de plata, insistió para que fuéramos al cine en una tarde tormentosa. Todas las suplicas fueron inútiles y ahí nos tienen viendo a "Santos contra los Invasores de Marte". Esa noche cayó una tormenta terrible y todos en la parte superior del cine esperando ver al Santo como dominaba al marciano (Rulf Rubysky) en su intento por dominar la tierra.
Ya en la ciudad, en el transcurrir de los años íbamos a las grandes salas de cine de barrio: Rex, Latino, Roxi, Variedades, Reforma. Eran grandes salas operadas por una compañía paraestatal. El costo era de $ 5.00 y podías ver las dos películas cuantas veces quisieras (permanencia voluntaria), recuerdo que duraban meses y, en ocasiones años en cartelera. Las películas de esa época que recuerdo son: "Aeropuerto 1975", King Kong y "Tiburón". Esas grandes salas ya no existen o se han convertido en Teatros o en templos de algún rito místico que por unos cuantos pesos te prometen la vida eterna o la sanación de todos tus males.
Entrados los años 80, el gusto por el cine devino en caos, pues el cine se traslado a casa con las videocaseteras beta y vhs y tenia más acceso a una gran variedad y mejor que la oferta que ofrecían las salas comerciales que, para ese entonces se habían convertido en pequeños complejos de cinco o diez pequeñas salas en en un solo lugar.
Por eso para ambientar aquella época de mi infancia y esos años dorados del cine, me rento una de James Bond, hago las palomitas y el refresco con hielo, aunque el vaso no sea de cartón y encerado.

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